LA VIDA DIARIA EN LOS CAMPOS DE CONCENTRACIÓN FRANQUISTAS ANTIGUO HOSPITAL DE SAN MARCOS, LEÓN
(Extracto del «Libro de San Marcos» de Victoriano Crémer*)
TenÃa razón Prida, qué hombre, tan distinto a cuantos ya llenábamos la celdona, más de cien hombres en no más de cincuenta metros y si no sobraba sitio, tampoco faltaba, que el ser humano es especie de muy singulares condiciones de adaptabilidad; pues tenÃa toda la razón cuando aseguraba sin levantar la voz, como si dictara una lección sobre Góngora, que la sinrazón no mueve montañas; desde luego, pero acaba con el prójimo, le replicaba nervioso Mariano Blanco, moviéndose entre los petates acumulados contra la pared…
Se nos habÃa llenado la celda de huéspedes y hubo que organizarse, por la cuenta que nos tenÃa, nombrando un cabo o representante para las autoridades del campo de concentración, que eso era San Marcos, vamos a dejarnos de eufemismos, insistÃa Fernández Pereiro, a quien llamábamos Rey como apellido más conocido, porque de prisión celular nada y de cárcel modelo mucho menos;y se nombró «capo» o cabo a un MuñÃz Alique, que parecÃa disponer de cierta consideración por parte de los guardianes; y bien que necesitábamos de autoridad representativa y ejerciente en el interior, principalmente en los momentos verdaderamente graves del programa del dÃa: la higiene a carrera contra reloj, el rancho y sus complicaciones, dada la enormidad de hambre almacenada, y el acomodo nocturno de ciento y más yacentes sobre espacio en el que anteriormente tan solo se alojaban dos caballos, por más que fueran percherones. Continue reading »