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PEDRO GARCÍA TRAPIELLO PEDRO GARCÍA TRAPIELLO 10/01/2008 Diario de León

PASAN y pasan los días y aún espero un eco, una gacetilla o un algo que dé cuenta en esta ciudad madrastrona de la muerte aún reciente de un hombre con genialidad ingeniera, un inquieto buscador de soluciones prácticas a cualquier cosa que tuviera maquinaria o artilugio, un pertinaz inventor con un rastro de cuatrocientas patentes entre las que tan sólo una de ellas (hoy tiene renombre en medio mundo) le hubiera proporcionado en cualquier otro lugar que no esté regido por la ingratitud y el homenaje mutuo un memento de gala y orla, una peana en rinconada urbana o un adiós con sentimiento. No logro explicarme el silencio cazurrote que acompañó a su paz a don Heinz Pitschel, nacido alemán y entrañado como Enrique entre nosotros durante setenta años hasta morir frisando los cien. La biografía y peripecia personal de Pitschel tiene largura y tiene novela. Llegó a esta ciudad como jefe de mecánicos de la Legión Cóndor (que Hitler envió a Franco para ensayar con españoles los primeros bombardeos con cazas stukas que después serían devastación europea de la Luftwaffe) y aquí residenció sus amores con una leonesa con la que hizo patria familiar… y sus incansables averiguaciones, entre las que destaca una que dió como resultado un motorín de modesta envergadura y altísima prestación, todo un gigante de la mecánica que redimió a la España de secano con pozo de cigüeñal o noria y a los regadíos crecientes. Era el motor «piva», una leyenda viva que conocen y reconocen los labriegos de media península, desde los del Plan Badajoz a la huerta murciana, desde el pazo gallego a la masía catalana… y más allá, desde Tánger a Trípoli y tantísimas tierras de desierto y vergel donde el «pivina» redimió de la sed y el alacrán. En el León de azadón y torga, de acequia o paramera, está grapado el ruido de ese motor incansable en las noches de grillo y taponada en que tocaba regar. Su matraca lejana acunó sueños y madrugones. Horas y horas resiste ese motorín la faena de noria que se le encomienda. El hortelano y el labrantín le deben mucho. Seguro que alguno, en medio de tanto silencio que sepulta, evocará alguna vez una gratitud a quien pudiera inventar cosa tan redentora que jubiló a pollinos y calderos acarreados. Ese agradecimiento anónimo premia la paz de Pitschel.

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El códice de Fernando I y Sancha está deteriorado tras prestarlo a Italia y permitir que se hiciera un facsímil

Diario de León

Uno de los libros que expone la Biblioteca Nacional.
Uno de los libros que expone la Biblioteca Nacional.Kote Rodrigo

verónica viñas | león 13/12/2011

La Biblioteca Nacional ha elegido 240 tesoros para conmemorar sus 300 años de historia. La estrella principal de esta exposición, que hoy inauguran los Reyes y que puede visitarse hasta el 15 de abril en la sede de la biblioteca madrileña, es el beato de Fernando I y Sancha, expoliado de San Isidoro y en un lamentable estado de conservación, debido a la falta de celo con que la institución que actualmente dirige Gloria Pérez Salmerón ha tratado uno de los manuscritos más valiosos del mundo. El beato leonés destaca entre las 240 joyas —seleccionadas entre 30 millones de documentos— de la muestra Biblioteca Nacional de España: 300 años haciendo historia,en la que también se exhiben códices de Leonardo da Vinci, grabados de Rembrandt, Velázquez, Durero y Goya; manuscritos de Lope de Vega, Dalí, Lorca, Borges y unos sonetos autógrafos de Miguel Hernández escritos en la cárcel.

Las peripecias de un beato. El beato fechado en el año 1047 y donado por los reyes Fernando I y Sancha a San Isidoro, fue sustraído de la colegiata en 1580 y se custodia en la vitrina 14-2 de la Biblioteca Nacional. Sufre graves daños después de que el Gobierno de Aznar autorizada su préstamo en el año 2000 para una exposición en el Palazzo Venezia de Roma. Bajo la supervisión del escritor Luis Alberto de Cuenca, por entonces responsable de la Biblioteca Nacional, se permitió la salida del códice, pese a estar ya con problemas en el folio 317 y correr peligro de no resistir la luz intensa. A los pocos días, una comisión de expertos españoles fue enviada urgentemente a la capital italiana por el Ministerio de Cultura para que retiraran de inmediato el códice y regresaran con él a España, debido a que estaba entrando en un proceso irreversible de deterioro, causado por el alto grado de humedad del lugar donde seexponía y las pobres medidas de preservación. De vuelta ‘a casa’, los expertos calificaron de «gravísimo» el estado del códice y emitieron un informe aconsejando no prestarlo nunca más ni autorizar ningún tipo de fotografía o manipulado.

Sin embargo, 22 de noviembre del 2005 la entonces directora de la Biblioteca Nacional, la escritora Rosa Regás, firmó un contrato con el Club Bibliófilo Versol, al que daba su autorización para manipular el beato, con el fin de publicar una edición facsímil. Se trataba de un permiso insólito, ya que ninguna biblioteca del mundo consiente una edición facsímil habiendo ya una edición de alta calidad en el mercado. La editorial Versol hacía alarde en su publicidad de que el facsímil era una reproducción directa y mostraba incluso una imagen donde se apreciaba el «trato» que había dado al códice —abierto por la mitad y bocabajo—.

El editor catalán Manuel Moleiro, de cuyas prensas han salido algunos de los facsímiles más valiosos para las principales bibliotecas del mundo —incluido el beato de Fernando I y Sancha— denunció públicamente que la Biblioteca Nacional había estado haciendo negocio con el beato leonés. También acusó a esta institución de dar un trato de favor a determinada editorial española para facsimilar el códice, mientras que él había tenido que pagar en 1992 a la misma institución 392.660 euros.

Coincidencia o no, tras el ‘escándalo’ del códice leonés tanto la ministra de Cultura, Carmen Calvo, como la directora de la Biblioteca Nacional, Rosa Regás, fueron relevadas.

La Biblioteca Nacional, que cuenta con 250 kilómetros lineales de estanterías, con un depósito robotizado de más de 30 kilómetros, custodia otras joyas bibliográficas leonesas, como el Códice del Libro Juzgo, de 1058; el Códice exposición de la carta del apóstol Santiago; y la Historia silense, códice del siglo XV. En junio del año pasado, la entonces consejera de Cultura, María José Salgueiro, anunció que reclamaría la devolución del patrimonio expoliado a León y que se encuentra principalmente en el Archivo Histórico Nacional, en la Biblioteca Nacional y en el Museo Arqueológico Nacional. La iniciativa se quedó en una mera promesa.

 

http://www.diariodeleon.es/noticias/cultura/la-biblioteca-nacional-expone-un-beato-robado-a-leon-para-celebrar-sus-300-anos_653132.html

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Cultura recibe el fondo fotográfico de Manuel Martín, con imágenes inéditas de la jornada en la que Franco se despidió en León de la Legión Cóndor del III Reich

Publico.es PEIO H. RIAÑO Madrid

Franco condecora a un nazi de la Cóndor.-MANUEL MARTÏN

La mañana del 22 de mayo de 1939 era soleada y la Falange había preparado la ciudad de León con sus mejores galas: guirnaldas, yugos, flechas, águilas y esvásticas. En una de las semanas más dichosas para Francisco Franco durante sus primeras jornadas como dictador. Llega a la ciudad leonesa tres días después del gran desfile de su victoria, con una parada de 120.000 soldados, según los periódicos de la época, en un recorrido por el Paseo de la Castellana, Recoletos y El Prado.

Con un protocolo más humilde, pero no menos espeluznante, asiste acompañado por el Jefe del Aire, Alfredo Kindelán, a despedir a las tropas de la Legión Cóndor del III Reich, que habían llegado a España a mejorar su tecnología aeronáutica, a entrenarse para campañas más importantes y a convertir este país en un campo de tiro, cuyo apogeo fue el bombardeo de la ciudad de Gernica, el 26 de abril de 1937, con más de 120 muertos. Continue reading »

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Pedagogo y ensayista. En 1930 fué nombrado inspector de 1ª enseñanza en León Durante estos años publicó varios textos pedagógicos entre ellos «la escuela moderna» (León 1927) y mi segundo libro de historia (Palencia 1934).

Defendió la causa republicana y se vió obligado a marchar al exilio. Al menos en julio de 1939 ya se encontraba en Cuba e impartía clases particulares.

Actúo como secretario técnico en la 1ª Reunión de Profesores Universitarios Españoles Emigrados, celebrado en la Universidad de la Habana, en septiembre de 1943.

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http://guerraenlauniversidad.blogspot.com/2011/09/laudelino-de-lillo.html

Entrevista a Laudelino Sánchez, 88 años. Puebla de Lillo, 7 de septiembre de 2011-09-10

Cuando estalló la guerra, hubo tres o cuatro días que no se sabía nada. Nosotros teníamos la concesión de correos en Lillo, teníamos la exclusiva de correos. Los de la junta mandaron a mi hermano Teodoro, que tenía diecisiete años, en bicicleta, a informarse a Boñar. Allí ya le dieron un litro de aceite de ricino. En septiembre fue el primer ataque. Empezaron los fusilamientos, como los de dos hermanos que cantaban muy bien, los tuvieron cantando toda la tarde y los liquidaron por la noche. Uno llevaba los pantalones de la guardia civil. Los chicos vimos cómo los fusilaban y los enterraban.

En la cima de la torre había un lanzabombas de madera.

Aquí días antes del Movimiento paraba mucho en casa a comer el teniente Emilio, de Asalto, que después huyó de León, marchó para Portugal pero la policía portuguesa lo entregó y lo mataron el mismo día con otros catorce. En León mataron a la cúpula del Frente Popular, al presidente del Frente Popular, Félix Sampedro.

Aquí la maniobra final de la guerra fue cuando los envolvieron [a los republicanos] subiendo por las cumbres, los rodearon por Barbadillo, que fue uno de este pueblo, de Lillo, quien les mostró el paso. Aquí como frente no hubo mucho. Yo me acuerdo de lo de la Peña del Águila, allí los moros caían como chinos. En Peña del Águila hubo mucho lío. Y en el pico Cueto, en donde fue la mayor batalla, allí no estuvieron los navarros. Y en Peña Agujas también hubo lucha. Yo tenía catorce años. Hasta el ataque de mayo del 37 sólo hubo tiros aislados. Cuando llegó la artillería el 15 de mayo, de cada cien bombazos que mandaban explotaban 20. Los de la mehala de Gómara entraron en el pueblo cuando cayó el frente, en octubre del 37, yo estaba delante de mi casa. El jefe de la mehala descendía de Redipollos, estaba medio sordo. En Tarna un moro violó a una mujer, y lo fusilaron delante de todos para dar ejemplo. Continue reading »

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Diario de León, 21/01/2009

Antonio Gamoneda pidió ayer que no sea borrada, al menos durante un tiempo, la esvástica pintada sobre la placa conmemorativa que el Ayuntamiento había instalado en la casa en la que el poeta pasó su niñez, «para que quede constancia de que aún hay seres en los que anida el rencor y la crueldad del fascismo». «Todavía hay gente capaz de significar su existencia trazando cruces gamadas», lamentó el escritor. La placa con uno de sus versos había sido colocada en la fachada de la casa donde residió, el número 6 de la calle Doctor Fleming, y hace alusión a los presos que veía pasar camino de San Marcos. «No vi regresar a muchos, quizás a ninguno», dijo. «Aún hoy, cercanos a nosotros, minoritarios espero, existen hombres y mujeres cuyo entendimiento de la vida lleva consigo la sinrazón, la crueldad histórica, el entendimiento antidemocrático y antisocial que caracterizaba el nazismo y fascismo», expresó.

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LA VIDA DIARIA EN LOS CAMPOS DE CONCENTRACIÓN FRANQUISTAS ANTIGUO HOSPITAL DE SAN MARCOS, LEÓN

(Extracto del «Libro de San Marcos» de Victoriano Crémer*)

Tenía razón Prida, qué hombre, tan distinto a cuantos ya llenábamos la celdona, más de cien hombres en no más de cincuenta metros y si no sobraba sitio, tampoco faltaba, que el ser humano es especie de muy singulares condiciones de adaptabilidad; pues tenía toda la razón cuando aseguraba sin levantar la voz, como si dictara una lección sobre Góngora, que la sinrazón no mueve montañas; desde luego, pero acaba con el prójimo, le replicaba nervioso Mariano Blanco, moviéndose entre los petates acumulados contra la pared…

Se nos había llenado la celda de huéspedes y hubo que organizarse, por la cuenta que nos tenía, nombrando un cabo o representante para las autoridades del campo de concentración, que eso era San Marcos, vamos a dejarnos de eufemismos, insistía Fernández Pereiro, a quien llamábamos Rey como apellido más conocido, porque de prisión celular nada y de cárcel modelo mucho menos;y se nombró «capo» o cabo a un Muñíz Alique, que parecía disponer de cierta consideración por parte de los guardianes; y bien que necesitábamos de autoridad representativa y ejerciente en el interior, principalmente en los momentos verdaderamente graves del programa del día: la higiene a carrera contra reloj, el rancho y sus complicaciones, dada la enormidad de hambre almacenada, y el acomodo nocturno de ciento y más yacentes sobre espacio en el que anteriormente tan solo se alojaban dos caballos, por más que fueran percherones. Continue reading »

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Capilla Laica

La sublevación militar, que comenzó en el ámbito estatal el 17 de julio, se produjo en León el 20 de julio. Los militares sublevados no encontraron apenas resistencia, excepto en el Gobierno Civil, la Casa del Pueblo y en San Marcos. La sublevación se extendió con celeridad a las comarcas agrícolas leonesas sin encontrar demasiada resistencia.

La represión franquista comenzó durante la Guerra Civil, pero no finalizó con su conclusión, no fue un instrumento para derrotar al enemigo sino para destruirlo definitivamente. De esta manera, en primer lugar se produjeron los paseos, que consistían en fusilamientos colectivos de personas relacionadas con el republicanismo o los partidos de izquierda sin el más mínimo respeto a los métodos judiciales. En los registros civiles constarán numerosos muertos,  algunos de ellos sin nombre conocido. Tristemente célebres serán en León los paseados de Puente Castro, Valverde del Camino o Villadangos del Páramo. Continue reading »

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El documento está recogido en el libro ‘El valor de un juramento’

El capitán Rodríguez Lozano.

Belén Molleda / León
Un documento, hasta ahora inédito, revela que el que fuera obispo de León, José Álvarez Miranda, pidió clemencia para el capitán Juan Rodríguez Lozano, el abuelo del presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, antes de ser fusilado el 18 de agosto de 1936 por mantenerse fiel a la República.
Este documento se exhibe por primera vez en un libro que se presenta hoy en León con el título ‘El valor de un juramento’ y en el que se describe la biografía de setenta militares fieles a la II República, entre ellos el capitán Lozano, según ha explicado uno de los autores del libro, Javier Rodríguez, profesor de Historia Contemporánea de la Universidad de León.
Que el que un obispo adoptara una postura de este tipo, en el sentido de pedir clemencia, era algo “excepcional”, dice Rodríguez, aunque en el caso de José Álvarez, después se identificó con el bando republicano. Además del obispo de León, también pidió clemencia por el capitán Lozano el Colegio de Abogados de León, según ha explicado este investigador. Continue reading »

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