La música que se toca en la calle, la que sale por los balcones, es un bien del procomún. Es curioso cómo el sonido de un acordeón, es agenciado por los transeúntes como algo que los identifica. La música y su capacidad identitaria, su capacidad de emoción, de impacto que entra por el oÃdo y genera una(s) idea(s) en la cabeza o sentimiento(s) en el corazón, escapa de la instrumentalización del poder. Y es que, por mucho que una marcha militar o un himno, haya sido compuesto con unos objetivos, para transmitir unos valores, la subjetividad de cada uno, hace que una misma partitura signifique una u otra cosa. Por ello, el sonido de un acordeón, cuando lo oÃmos desde lejos, cuando nos acompaña en nuestro caminar, es significado como algo familiar, como algo propio del lugar donde se escucha. Sea la música de otro paÃs, escrita con otras connotaciones culturales, o tocada por un inmigrante, en nuestro alma, la sentimos propia. La descontextualización o incluso el desconocimiento histórico del origen de la música, enriquece y subjetiva sus significados.
May 292011
El Salvador, La Carrera, VÃa Escuderos…, todos estos nombres ha tenido la calle que hoy conocemos como Conde Luna. Aunque en modo alguno se pueda decir que sea un término de nuestros dÃas, pues ya en el siglo XVI se la llamaba de idéntica manera. Esta mediana calle circunscrita en uno de los lugares con mayor sabor histórico se inicia en la calle del Pozo, para concluir en la antigua del GeneralÃsimo, hoy calle Ancha. Como ya hemos dicho la calle es estrecha y hacia su mitad, en el cruce con la calle el Paso, dibuja un giro hacia la derecha que, discurriendo en lÃnea recta, va en busca del final de su trayecto. Nada más iniciarse la vÃa encontramos la que, en palabras del célebre Gómez Moreno, se considera «la iglesia histórica más antigua de la ciudad y que ha conservado su ostentoso nombre…». Continue reading »
Abr 192011