La música que se toca en la calle, la que sale por los balcones, es un bien del procomún. Es curioso cómo el sonido de un acordeón, es agenciado por los transeúntes como algo que los identifica. La música y su capacidad identitaria, su capacidad de emoción, de impacto que entra por el oÃdo y genera una(s) idea(s) en la cabeza o sentimiento(s) en el corazón, escapa de la instrumentalización del poder. Y es que, por mucho que una marcha militar o un himno, haya sido compuesto con unos objetivos, para transmitir unos valores, la subjetividad de cada uno, hace que una misma partitura signifique una u otra cosa. Por ello, el sonido de un acordeón, cuando lo oÃmos desde lejos, cuando nos acompaña en nuestro caminar, es significado como algo familiar, como algo propio del lugar donde se escucha. Sea la música de otro paÃs, escrita con otras connotaciones culturales, o tocada por un inmigrante, en nuestro alma, la sentimos propia. La descontextualización o incluso el desconocimiento histórico del origen de la música, enriquece y subjetiva sus significados.
La función principal de la música es implicar a la gente en experiencias compartidas dentro del marco de su propia experiencia cultural, que constituye un universo simbólico capaz de ser marco de referencia e identificación. La música al ser expresión de este todo es capaz de instaurar una memoria colectiva en relación con el pasado; de cara al futuro establece un marco de referencia para la proyección de acciones, sueños y aspiraciones; y respecto al presente indica los lÃmites donde los miembros del grupo pueden aplicar sus capacidades cognitivas.
(…) En el caso de los inmigrantes, la música es uno de los elementos constructores de la identidad más fuertes, capaz de relacionar a los miembros de un colectivo en la mayor parte de las ocasiones, tanto entre ellos como con otros colectivos de inmigrantes y habitantes autóctonos (los que participan de organizaciones culturales, de apoyo a los inmigrantes, curiosos, vecinos, amigos…). El perfil del público conformado por habitantes de la sociedad receptora varia según el nivel de integración y consideración del colectivo inmigrante, resultado del proceso de renegociación de la identidad en un contexto nuevo. De forma paralela la música les relaciona con su lugar de origen, calmando su sentimiento de nostalgia. Rubén Gómez Muns. Universitat Rovira i Virgili-GIEM. Una Aproximación a la Función Identitaria de la Música
Dejo aquà una conferencia que tuvo lugar en Medialab-Prado a finales de abril, a cargo de Rosa Lamamié de Clairac: Construcción modal del imaginario (I): Música Popular. De Cher Jurado a Shakira Piquer Construcción modal del imaginario (I): Música Popular. De Cher Jurado a Shakira Piquer
Lugar: Medialab-Prado. Plaza de las Letras, C/ Alameda, 15 · Madrid
Presentación de Rosa Lamamié de Clairac en el marco del grupo de trabajo Grupo Estética y polÃtica del procomún, en la que trata sobre los patrones, cualidades acústicas, competencias musicales y demás aspectos de nuestra relación con lo musical a partir del análisis de la música popular y las relaciones sociales y emocionales que nos suscita.
«La música no es otra cosa que una adecuada combinación de sonidos y silencios que es capaz de conmovernos. Porque es nuestra articulación con unas determinadas formas (melodÃa, armonÃa, ritmo) la que nos permite distinguir cuando una perturbación acústica es música o, simplemente, ruido.
En nuestra búsqueda del procomún en la música popular recurrimos, por tanto, al análisis de los cruces entre unos niveles que ya comienzan a ser habituales en nuestras investigaciones:
* El nivel repertorial, que en este caso se refiere a las cualidades acústicas y patrones musicales que marcan estilos que nos permiten distinguir entre música flamenca, música indÃgena, los madrigales de Monteverdi o las canciones de Sabina, por ejemplo.
* El nivel disposicional, es decir, nuestras competencias musicales ya que si, por ejemplo, no tenemos afinadas nuestras competencias para la música techno, ésta nos parecerá ruido.
Y todo esto en un paisaje que, en el caso de la música popular está marcado por el juego de unas relaciones sociales que construyen y refuerzan lo que hemos dado en llamar un pueblo.
Centraremos la discusión en lo que hay de ‘procomún’ en esta articulación de repertorios y competencias musicales que expresa y construye el ‘modo de sentir’ de una comunidad o pueblo y lo haremos en el marco histórico-social en el que surgen y se desarrollan el flamenco, el tango argentino o el hip hop.
¡Que no decaiga! »
Por , Rosa Lamamié de Clairac