Jenaro Blanco, más conocido como Genarín, era un pellejero, aficionado a la buena vida, y en especial al buen vino de león y al puterío; en otras palabras, que era un borrachín al que gustaba empinar el codo más de la cuenta. Vestía con suma sencillez, a la vieja usanza de los arrieros y los tratantes de ganado, calzón de pana, negro blusón de dril abotonado hasta el cuello, alpargatas de orillo y gorra visera. Y, al brazo, el mugriento aro de alambre donde colgaba los pellejos de conejo que iba comprando al cabo del día. Parece ser que en una noche de esas, sus habituales borracheras, estaba dando tumbos por la actual Avda. de los Cubos, cuando fue atropellado por el primer camión de la basura que hubo en la ciudad de León. La fecha que ponen algunos es una fría noche de Marzo del año 1.929. A la muerte del pellejero, Genarín, cuatro personajes, llamados los cuatro evangelistas, dan lugar a la cofradía de Genarín. El poeta Francisco Pérez Herrero, el taxista Eulogio, el árbitro de fútbol Nicolás Pérez y el aristócrata bohemio Luis Rico. Cada Jueves Santo, a las doce de la noche, se reune la gente en la Calle de la Sal, dice la tradición, después de haber dado los 30 pasos de rigor por la calle Mariano Domínguez Berrueta (la que va de la Plaza de la Regla, plaza de la Catedral a la Plaza Mayor).
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