El Ramo leonés de Navidad es un elemento decorativo empleado en las fiestas navideñas de las zonas de cultura leonesa, siendo su presencia más constatable en los lÃmites de la provincia de León. l ramo consiste en un armazón de madera de forma triangular, semicircular (tÃpico de la comarca de Omaña) o cuadrada, en el que se sitúan 12 velas simbolizando los meses del año. Del mismo cuelgan diferentes ofrendas, tales como lazos, hilos de lana, puntillas, bordados, rosquillas y frutas. Este armazón se apoya en una vara de madera colocada verticalmente sobre una peana, sirviéndole de soporte. Al pie del ramo se suele situar de nuevo una cesta con ofrendas, comúnmente castañas y nueces. Los orÃgenes del ramo parecen remontarse a épocas precristianas, en las que el ramo (entendido como una rama de árbol en sÃ)tenÃa un carácter votivo. es, por tanto, un sÃmbolo pagano asimilado por la Iglesia al parecer a través de las pastoradas ,pequeños autos de Navidad que se celebraban en los atrios de las iglesias de la Región de León.
Los pendones de León son una de las tradiciones más arraigadas de la provincia de León. El pendón es una bandera o estandarte, usado antiguamente como insignia en la milicia, para distinguir los regimientos, batallones, ejércitos, etc… El pendón consta de una tela que diferencia los grupos que esta sujeta a un largo palo rematado en punta. En la Edad Media se plantaba para designar los sitios donde debÃan posar o acampar las huestes y usaban como insignia propia los señores que llevaban bajo sus órdenes más de 50 y menos de 100 caballeros. Hoy en dÃa corresponde con la insignia de cada pueblo y localidad. La tela esta realizada de seda damasquinada y sus colores fundamentales son largas bandas de granate y verde. El color azul y blanco representa a la Virgen. Su fiesta se celebra en la romerÃa de San Froilán el 5 de octubre. La portan los quintos y su maña y destreza en el manejo son motivo de premio.
La Fiesta de Las Cantaderas se celebra el primer domingo de octubre. Se rememora el tributo de las cien doncellas. Las cantaderas en el interior de la catedral entonan una cántiga de Alfonso X el Sabio o interpretan una danza sacramental ante la imagen de Nuestra Señora del Foro y Oferta. Carros engalanados, desfile de pendones, dulzaineros, gigantes…. Se dice que hace más de mil años, los reyes cristianos entregaban como tributo a los árabes 100 doncellas destinadas a los harenes. Cada 5 de octubre, se recuerda este hecho. En este mismo dÃa, podemos ver el recorrido de bellos carros engalanados.
La música que se toca en la calle, la que sale por los balcones, es un bien del procomún. Es curioso cómo el sonido de un acordeón, es agenciado por los transeúntes como algo que los identifica. La música y su capacidad identitaria, su capacidad de emoción, de impacto que entra por el oÃdo y genera una(s) idea(s) en la cabeza o sentimiento(s) en el corazón, escapa de la instrumentalización del poder. Y es que, por mucho que una marcha militar o un himno, haya sido compuesto con unos objetivos, para transmitir unos valores, la subjetividad de cada uno, hace que una misma partitura signifique una u otra cosa. Por ello, el sonido de un acordeón, cuando lo oÃmos desde lejos, cuando nos acompaña en nuestro caminar, es significado como algo familiar, como algo propio del lugar donde se escucha. Sea la música de otro paÃs, escrita con otras connotaciones culturales, o tocada por un inmigrante, en nuestro alma, la sentimos propia. La descontextualización o incluso el desconocimiento histórico del origen de la música, enriquece y subjetiva sus significados.
Se celebran el último domingo del mes de abril. En esta fecha, desde tiempo inmemorial y como agradecimiento a San Isidoro por las lluvias caÃdas en abundancia sobre el campo de León y su alfoz y otros milagros posteriores, tras una pertinaz sequÃa, la ciudad representada por la Corporación Municipal acude a la Real BasÃlica de San Isidoro para ofrecer un cirio de una arroba y dos hachas de cera, enfrentándose dialécticamente con el Cabildo, que insiste no en la voluntariedad de la ofrenda, si no en su obligatoriedad. Cabe destacar el ingenio de los argumentos que se esgrimen por ambas partes y aunque la discusión siempre acaba en empate, aplazándose para el año siguiente, el publico oyente siempre encuentra ganador anual.
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El antruejo  leonés representa sin duda uno de los carnavales con más tradición cultural de la Comunidad de Castilla y León. Según algunos historiadores y etnógrafos, el origen de esta fiesta podrÃa estar en ritos pre-romanos, igual que el de otras tradiciones como la Rastra o la Minerva. Según parece, en el mismo lugar en el que se asienta Alija del Infantado, se estableció -hace más de 8.000 años- un próspero poblado. Pudiera ser que aquellas gentes ya practicaran ritos similares a éste. Lo que si parece cierto es que los carnavales de Alija del Infantado son de los más antiguos de entre los que se celebran en el norte de la PenÃnsula Ibérica.