MarÃa Sánchez Miñambres, el progresismo ilustrado ( Diario de León – 09/05/2004 )
Imagen de la destrucción de la iglesia de Santa Agueda
Ver el vÃdeo: Cómo se destruyó la iglesia de Riaño
Félix Gordón Ordás (León, 1885 - México, 1973) fue un veterinario y polÃtico republicano español. Fue Presidente del Gobierno de la República Española en el exilio.
Estudió Veterinaria, carrera que acabó en 1905 en su ciudad natal. Con profundos conocimientos de las técnicas veterinarias más innovadoras de su época, sus conocimientos no fueron bien valorados por las autoridades en un paÃs atrasado cientÃficamente. Fue el primero en proponer el establecimiento de registros pecuarios en todo el territorio nacional para un mejor control del ganado y de las enfermedades y epidemias.
Consiguió que durante la Segunda República se crease una Dirección General de GanaderÃa. Elegido diputado en 1931 y 1933 por el Partido Radical Socialista. Fue ministro de Industria y Comercio en el último gobierno del bienio progresista, bajo la presidencia de MartÃnez Barrio(octubre-diciembre de 1933). En 1934 era el lÃder de la facción más conservadora del partido, que confluyó con otros en la creación de Unión Republicana, partido por el que fue elegido diputado en las elecciones de febrero de 1936 en las listas del Frente Popular. En 1936 fue nombrado embajador en México y más tarde en Panamá, Cuba y Guatemala.
Exiliado en México tras la guerra civil, miembro de la Junta Española de Liberación, llegó a ser nombrado Presidente del Gobierno de la República en el exilio desde 1951 a 1960.
Nace en la ciudad de Lugo, en el año 833, y lleva vida de estudiante hasta que aproximadamente a los 18 años, se prepara para el sacerdocio . Su vida espiritual entra en crisis y se hace ermitaño, retirándose según parece a una gruta de Ruitelán en Vega de Valcarce, El Bierzo (ahora ermita). Mientras tanto, estallan las revueltas mozárabes en la España musulmana. Nos cuenta su biógrafo, con la ingenuidad de nuestros cantares de gesta y, sin duda, imitando los inicios de la predicación de IsaÃas, que al joven eremita le acuciaba la duda de si debÃa permanecer por más tiempo en aquellas soledades.Para liberarse de la soledad se sometió a una prueba de fuego.
Froilán introdujo unas brasas encendidas en su boca. El fuego no le causó la más mÃnima quemadura. Dios habÃa hablado. De los montes se lanzó a los poblados a propagar entre los hombres otro fuego que le ardÃa dentro.
A lo largo de los años, conoce al sacerdotemozárabe de Tarazona, Atilano, con el cual emprenderá una vida monacal y de reforma de la vida eremÃtica. Se retiran a lo más quebrado de las montañas leonesas, el monte Curueño, donde se da otro acto milagroso. Mientras estaba constuyendo su ermita con la ayuda de una mula en la Valdorria, un lobo le come el animal. Froilán apela al santÃsimo y el lobo inmediatamente se amansa y con las alforjas le ayuda en la terminación de dicha ermita. Los pueblos en masa le seguÃan a su celda solitaria. Con las muchedumbres iban magnates y obispos que anhelaban oÃr su palabra. Entre sus oyentes se despertaron numerosos seguidores cautivados por sus ejemplos. Ante los ruegos insistentes se ve forzado a bajar a la ciudad de Veseo. Allà erige su primer monasterio, que llenará pronto con 300 monjes. Es el comienzo de una nueva etapa: fundador de cenobios.
En el año 900 es nombrado obispo de León. Cinco años después muere en León, el 5 de octubre, y es enterrado en la Catedral de León o antigua iglesia de Santa MarÃa, en un suntuoso sepulcro construido para sà por Alfonso III.
El mes de Mayo, cuyo nombre los romanos relacionaban y derivaban de Maya, diosa también de las flores y de la primavera y una más de las mujeres de Júpiter, fue siempre un mes de fiestas, ritos y tradiciones. La más corriente y casi general en los pueblos de Castilla y León, y sobre lo que escribiremos en otra ocasión, era cortar un árbol y colocarlo en alguna calle, plaza o cerca de la iglesia o ermita y en su copa dejar unas ramas del mismo o colocar un muñeco o muñeca, u otros objetos más o menos simbólicos. El árbol, sÃmbolo de vida y primavera, se acerca al pueblo y a sus gentes para transmitirles esa savia y vida que se mantendrá en él durante todo el mes. Simboliza además el culto a la vegetación y nos recuerda los primitivos ritos de fecundidad.
En otras partes, personas concretas se disfrazan de Mayo, cubriéndose de ramajes todo el cuerpo y asà van por las calles y casas pidiendo para la celebración de una comida. Pero en algunos lugares los muñecos, con escenas de la vida humana y animal, fueron suplantando poco a poco al árbol y a la persona que se disfrazaba. Esto ocurre en Jiménez, Santa Elena y Villanueva, pueblos del valle del rÃo Jamuz. Aquà la representación de los Mayos se hace por medio de los muñecos, o si queremos los mayos son muñecos, que, representando diversas escenas, se colocan sobre postes o plataformas de madera a modo de escenario.
http://epmencia.blogspot.com/2009/04/los-mayos-de-jimenez-de-jamuz.html
http://escueladepercusionesdeleon.blogspot.com/search/label/directorio%20artistas%20visuales
Elena, aquà te dejo un enlace que he encontrado, para que continúes tu investigación
Un abrazo