
Inauguración del remodelado Palacio del Conde Luna, entrega a SS.MM. los Reyes de la «Medalla de Oro de Castilla y León» y conmemoración del 1100º aniversario de la fundación del Reino de León
Los actos fueron presididos por Sus Majestades los Reyes
Don Juan Carlos y Doña SofÃa, que viajaron acompañados por el vicepresidente tercero y ministro de PolÃtica Territorial, Manuel Chaves, fueron recibidos a su llegada al Palacio del Conde Luna por el presidente de la Junta de Castilla y León, Juan Vicente Herrera, el presidente de las Cortes de Castilla y León, José Manuel Fernández Santiago, el delegado del Gobierno en la Comunidad Autónoma de Castilla y León, Miguel Alejo, el alcalde de León, Francisco Fernández Ãlvarez, y el jefe de la Fuerza LogÃstica Operativa, general de división Juan Enrique Aparicio. Seguidamente, los Reyes fueron saludados por el embajador de España en los Estados Unidos de América, Jorge Dezcallar, los consejeros de Fomento, de Educación y de Cultura y Turismo de la Junta de Castilla y León, Antonio Silván, Juan José Mateos y MarÃa José Salgueiro, respectivamente, los miembros de la Corporación Municipal, los diputados y senadores nacionales por Castilla y León asistentes, y el vicegobernador del Estado de Washington, Brad Owen, asà como los miembros de su delegación y de la Universidad de Washington.
El Palacio del Conde Luna, que data del siglo XIV, fue residencia de los Reyes de León. Tras unas obras de remodelación y restauración que han supuesto una inversión de 5,5 millones de euros, el edificio será la sede del Museo del Reino de León y de la Universidad de Washington en España.
Después de visitar un aula de la Universidad de Washington y conversar con los estudiantes, Sus Majestades accedieron al Salón Gótico, donde firmaron en el libro de honor. Posteriormente, en la planta baja, descubrieron una placa conmemorativa, tras las intervenciones del vicegobernador del Estado de Washington y el alcalde de León.
Una vez finalizado este acto, Don Juan Carlos y Doña SofÃa se trasladaron a la Real Colegiata de San Isidoro, donde fueron saludados por el obispo de León, monseñor Julián López MartÃn, el abad de la Real Colegiata, Francisco RodrÃguez Llamazares, y ya en el Salón del Pendón de Baeza, por el vicepresidente del Senado, Juan José Lucas, los consejeros de la Junta de Castilla y León asistentes, los ex presidentes de la Junta de Castilla y León Demetrio Madrid y José Constantino Nalda, la vicepresidenta primera, el vicepresidente segundo y la secretaria primera de las Cortes de Castilla y León, Carmen Luis Heras, Fernando Benito y Mercedes Coloma, respectivamente, el presidente del Tribunal Superior de Justicia de la Junta de Castilla y León, José Luis RodrÃguez Concepción, el fiscal del Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León, Manuel MartÃn-Granizo, los portavoces del Partido Popular, del Partido Socialista y del Grupo Mixto en las Cortes de Castilla y León, Carlos Fernández, Ana MarÃa Redondo y JoaquÃn Otero, respectivamente, el presidente del Consejo Consultivo, Mario Amilivia, el presidente del Consejo de Cuentas, Pedro MartÃn, el procurador común, Javier Amoedo, el secretario general del PSOE en Castilla y León, Óscar López, la presidenta de la Diputación de León, Isabel Carrasco, el presidente de la Confederación de Organizaciones Empresariales de Castilla y León (CECALE), Jesús MarÃa Terciado, el secretario general de Comisiones Obreras de Castilla y León, Ãngel Hernández, y el secretario general de la Unión General de Trabajadores de Castilla y León, AgustÃn Prieto.
Dio comienzo a continuación el acto de entrega de la Medalla de Oro de Castilla y León a Sus Majestades los Reyes, según el acuerdo aprobado por el Consejo de Gobierno de Castilla y León, en reconocimiento al «papel de primer orden que han desempeñado en la historia reciente del paÃs, que ha supuesto treinta años de progreso social, democrático y económico para la nación y, especialmente para la Comunidad». El acuerdo «resalta el pleno acierto y eficacia de los Reyes de España en el desempeño del esencial papel que la Constitución otorgó a la Corona, institución cuyo carácter integrador ha generado un amplÃsimo respaldo social a su labor, ha ejercido un papel moderador entre los poderes del estado y ha contribudo al ejercicio de una democracia sin traumas. Desde su legitimidad constitucional y dinástica, la Corona española es hoy una institución plenamente consolidada y asentada como uno de los sÃmbolos comunes de la nación española».
El presidente de la Junta de Castilla y León, Juan Vicente Herrera, tras unas breves palabras, impuso la distinción a Don Juan Carlos y Doña SofÃa. Una vez finalizado el acto, los Reyes cruzaron el Claustro de San Isidoro para dirigirse al Panteón Real. Allà fueron saludados por cabildo isidoriano y se situaron frente a la tumba de San Isidoro. Tras la oración, a cargo del obispo de León, Sus Majestades recorrieron la BasilÃca y abandonaron el templo por la Puerta del Cordero.
Posteriormente, Don Juan Carlos y Doña SofÃa se dirigieron al Auditorio de León para presidir la conmemoración del 1100º aniversario de la fundación del Reino de León. Bajo el comisariado del escritor Juan Pedro Aparicio, la Junta de Castilla y León ha programado además un denso programa de actividades para poner de relieve su legado artÃstico, cultural, social y polÃtico, que incluyen exposiciones, conferencias, recitales y conciertos, entre otras.
A su llegada, los Reyes fueron saludados por los representantes de la Comisión para la Conmemoración del 1100º aniversario de la fundación del Reino de León. Después de acceder Sus Majestades al escenario y ocupar su lugar en la mesa presidencial, Don Juan Carlos abrió la sesión y concedió sucesivamente la palabra al comisario de la Comisión, Juan Pedro Aparicio, al abád emérito de la Colegiata de San Isidoro, Antonio Viñayo, al vicepresidente tercero y ministro de PolÃtica Territorial, y al presidente de la Junta de Castilla y León.
El Rey puso el colofón a la sesión con sus palabras, en las que puso de relieve que «la conmemoración del Mil Cien Aniversario del Reino de León es motivo de profundo orgullo para todos los españoles, pues aviva nuestra conciencia sobre los diversos, nobles y antiguos orÃgenes de nuestra gran Nación», y felicitó «a quienes, con mucho trabajo y acierto, os habéis esforzado por dar a conocer un patrimonio tan significativo de nuestra Historia, un magnÃfico legado para España entera».
Su Majestad recordó que el Reino de León «evoca una serie de visiones y conceptos polÃticos y culturales que resultaron fundamentales para el ser de España, y de gran significación para el resto de Europa. Entre aquellos que más deseo subrayar figuran, sin duda, el origen de la democracia representativa, la vocación de integración y unidad, las primeras manifestaciones de autonomÃa municipal, o las valiosas aportaciones culturales que emanaron de aquel Reino. Este es un dÃa para sentirnos especialmente orgullosos de que los orÃgenes del parlamentarismo en Europa, tuvieran su cuna en León. AquÃ, en 1188 la «curia regia» se transformarÃa en unas Cortes, novedosas y abiertas a la voz de los ciudadanos, convocadas por aquel gran Rey, Alfonso Noveno. Fue una versión incipiente de la democracia representativa, al tiempo que un hito histórico para el tránsito a la modernidad. La vocación de unidad fue, otra de las tendencias que marcarÃan una voluntad de integración a lo largo del tiempo. Aquà nacieron además las primeras «Cartas Puebla», expresión primigenia de la autonomÃa municipal. También surgieron los fueros que dotaban a las gentes de fundamentos jurÃdicos más sólidos para la convivencia. León fue, finalmente, un Reino volcado en el progreso cultural al apadrinar, en los inicios del Siglo Trece y al calor de los llamados Estudios Generales, el nacimiento de las primeras Universidades, hoy Centros del Saber de incontestable prestigio internacional».
Concluyó Don Juan Carlos subrayando que «celebramos los Mil Cien Años de un Reino y de una tierra que han servido de adelantados a la causa de una España moderna, unida, diversa y plural. Con este acto solemne, y las distintas actividades previstas, estamos pues rindiendo un tributo de gratitud a quienes tanto nos aportaron. Extendemos ese tributo al espÃritu de cuantos supieron enriquecer nuestra Historia y nuestra convivencia, alimentando la nobleza, solidaridad y generosidad de los españoles. Ese espÃritu de convivencia y afán de modernización son precisamente las claves de la construcción de la España democrática que, todos juntos y con mucho esfuerzo, hemos sabido y querido edificar en torno a nuestra Constitución. Una España que con el esfuerzo, la determinación, la capacidad de entendimiento y el compromiso de todos, podrá seguir progresando con solidez y solidaridad. Por ello, quiero reiterar mi profunda convicción de que debemos trabajar juntos para superar la crisis y recobrar una dinámica de crecimiento, empleo y mayor bienestar. El orgullo colectivo y la grandeza de miras que nos aporta esta Conmemoración, deben animarnos a avanzar en esa dirección».